Hace 4 años fue la manera más fuerte de hacer sentir el descontento por la injusticia social en Chile.
Las formas, todas muy diversas, dieron paso a semanas y meses intensos de acuerdos y desacuerdos.
El miedo a la incertidumbre de algunos los llevó a conformarse con lo ya conocido aunque implique seguir día a día a regañadientes. Otros, los de siempre, los que despertaron sentimos y seguimos sintiendo que de una vez por todas al fin la clase político prestó en algo atención a las demandas sociales. Recordemos que nunca trabajaron tanto como cuando tuvieron miedo y oara esconder el miedo, mandaron a mutilar al pueblo.
Los espacios de participación había que llenarlos y hacerse parte. Algunos se sirvieron de ellos y la política no resuelve los problemas de la gente, se mantiene resolviendo problemas de la misma política.
Un guiño al Gobierno del presente es valorar algunas instancias de búsqueda de bienestar, débiles, pero están. Quizás la lentitud cobrará la pasada, pues en 4 años no es posible. Es más, una nueva constitución y/o asamblea constituyente en este periodo no va a suceder.
Agradezco conocer a personas que en este caminar he podido conocer y reconocer por su interminable fuerza, su valor intelectual y de acción, sus valores intransables, el ímpetu en estas y más causas, y el bello recuerdo del gran sueño común que sigue ahí latente.
Jamás me arrepentiré de haber estado a pie, en bici o desde redes, aún podemos seguir estando.
Que las demandas se resuelvan y que logremos la paz social.